viernes, 5 de diciembre de 2008

Jovenes cuarentones

Jovenes empresarios de cuarenta tacos. A los que les quedan cinco años para jubilarse: recoger, embolsar, evadir a las Islas Caimán, despedir trabajadores y abrirse. O vivir la vida dando lecciones.

Emprendedores que han partido de 100. Que han heredado y cuya única decisión propia, libres ya de la tutela fundadora es eliminar personal; e ir tirando con lo que funciona solo.

O ien oportunistas que saben ver bien cual es el carnet político que han de pillar para triunfar. A quien han de mandar la cesta de Navidad. que han sabido pillar la generosa prebenda para montar su tinglado. Que cuando la malgastan despotrican del sistema y de los políticos que les han subvencionado.

Y luego reciben premios y elogios. Y montan fiestukis que llenan portadas que insultan al trabajador parado leyendo el diario en la barra de enfrente de la oficina del INEM.

Y luego se creen que han llegado hasta allí por méritos propios, por ser más que los demás. Vestir mejor y llevar más gomina.

Su éxitos son las horas estafadas a los trabajadores humildes a quienes ha explotado y usado sin contemplaciones -algunos otros ciertamente les han sido fieles baluartes, soplones y advenedizos paniaguados (a quienes nunca tampoco agradecerán lo suficiente)-.

Asociación de jóvenes empresarios. Contubernio de nuevos ricos haciendo el paripé. Señoritos de aperitivo en Serrano -templo nacional del pijerío al que todos algún día acuden-, o bares de moda, tardes de hipódromo, club de padel (para tomar te con pastitas en su bar tan cuco), puente de la Inmaculada en Baqueira, y viaje exótico de un mes atrincherados en hotel de cinco estrellas, que hacen ver que han trabajado.
"Que se lo han kurrado" dirán algunos.

Ellos mismos, endogámicos además, se regalan premios, se adulan y proclaman a los cuatro vientos lo guapos y listos que son. Que mucho stress pero siempre tienen tiempo para escaparse al club de golf y pillar un avión para ver pasarelas de moda donde sea.

Niñatos cuarentones. Con caretos que denotan que les falta un hervor -aunque su mano sieniestra es implacable-; pero saben tomar decisiones duras sin escrúpulos, pero siempre a escondidas y sin dar la cara.

Y algún tonto de cualquier gobierno -incluso de aquellos gobiernos en los que diariamente se cagan- acuden a sus fastos y les rinden pleitesía y entregan premios.

Que patochada.

Cualquiera hubiera podido ser joven empresario.

Incluso yo.

Yo tenía y tengo buenas ideas ¿Sabeis?

Pero a mi nadie me la compra.

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