lunes, 15 de diciembre de 2008

el lote

Que bueno que es el jefe que nos mima.

Que espléndido es el jefe que nos regala turrones y vino.

Viva el jefe.

¿Y que le vas a decir? por algo alguien es currante y con la genuina decencia de amagar una sonrisa cortés de agradecimiento ante el lote de saldo con sus conde de caralt, dos barras de turron, lata berberechos y freixenet.

No entiendo a los sindicalistas de verbena que como gran logro de la lucha obrera contemporanea han inventado el derecho al lote de navidad.
Si que vamos bien; como si no hubiera otras cosas para las que luchar.

La cesta -el genuino lote- de Navidad es otro de los instrumentos de adocenamiento que utiliza la clase empresarial con sus lacayos para pretender contentarlos, por mucho que la corte de palmeros vociferen de alegría emocionada y babeen ante la caja de cartón barato que envuelve los productos que invariablemente han de terminar en casas de beneficiencia.
Y eso porque se tiene la decencia de no decirle al menda que se lo meta donde le quepa.

Las tonterías de estas fiestas absurdas.

De esta orgía del consumismo para mayor gloria del artesano turronero y el fabricante de cava.

Y del Cortinglés.

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