sábado, 13 de diciembre de 2008

"Empresarios" sin vergüenza

Despreciables declaraciones de un tal Montañés Marino en la edición local del UH; metiendo baza (y cagándola) en la desgraciada noticia del cierre de la planta productora del Caserío que el entregó en su día, cuando iba bien, para lucrarse -y poder jubilarse a los 49 par no dar palo al agua o al chanchulleo urbanístico -que viene a ser lo mismo- (él además se lo encontró todo hecho). Que lo abandonó en manos a gentuza sin escrúpulos que han escupido al rostro de la sociedad de la isla que desprecián. Que no han hecho más que demostrar lo que son: despreciables mentirosos prepotentes.

Y este señor hoy que no quiere decir nada ...... pero que dice mucho; hablando de factorías obsoletas y, lo más indignante, de la enorme hipoteca que suponen 180 trabajadores. Esto, sencillamente, es caer muy bajo; típico lenguaje chusco y despreciable del genuino empresario español (estilo Cuevas). Caer tan bajo como solo ellos pueden caer. Mala gente.

Porque planta está obsoleta por que él y los que vinieron despues no se preocuparon de renovarla ni invirtieron nada para que la misma pudiera albergar otras empresas. Y en caunto a los trabajadores -a los que esta gentuza da el mismo trato que la materia prima- son el activo principal; el que ha hecho que este tipo, este "notas", y la gentuza a la que lo vendió puedan pasearse sonrientes y chulos, exhibiendo yate, invirtiendo en bolsa y echando la culpa al empedrado. Y al Consell, como no.

La marca no es nada; la marca es solo el distintivo del producto -cuya calidad en pos del llenado de sus bolsillos ellos mismos rebajan (que nada tenían que ver los quesitos acutales con los de antes)- y del trabajo esforzado y mal pagado que elabora este producto. Algo absolutamente adjetivo y secundario.
Algo que ha de pertenecer -y en justicia pertenece- a los que han trabajado y no de los sucios especuladores que desprecian al trabajador que les enriquece. Que explotan y luego escarnecen. Que no tienen cojones ni para dar la cara.

Los poderes públicos deben implicarse en esta fechoría y facilitar que la producción pueda continuar; no por misericordia, no a lo subsidio, sino porque es un producto de calidad que tiene demanda y se produce aquí con materia prima de aquí.
Que la marca se la metan donde les quepa. Y que identifique a sucedaneos o subproductos del queso.

Que los quesitos se llamen ahora lo que quieran que se llamen y que se apostillen como slogan "mejores que cuando estaba Kraft" o "mejores que los de Montañés". Pero que la gente sepa que son el producto de aquí auténtico y no la porquería que distinguirà ahora a las porciones de queso de KRAFT.

Es un momento en que deben esforzarse todos. Esto es un producto de Menorca, producido aquí y que a esta sociedad debe dar beneficio; no a barrigudos ejecutivos mercenarios y mucho menos a vividores del cuento.

Esto -el cierre de una planta industrial- si que es una mala noticia; y no los peregrinos lamentos de los hoteleros, adalides de una actividad económica que no tiene futuro.
Ellos no obstante, y su cohorte, se alegrarán.

En cualquier caso, la declaraciones de Montañés me han revuelto el estómago.
Lo maldigo por siempre.

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