miércoles, 26 de noviembre de 2008

violencia de genero e iglesia católica

Odio especialmente estos días oficiales.

Impostadamente todos se aunan y aun compiten en lograr la frase más contundente, el símil más intrépido, la metáfora más lacerante. Todos vociferan.

Incluso aquellos cuyas espaldas cubren y palabras bendicen la iglesia católica se muestran tan o más contundentes que los progres de línea clásica -en un tema en que es tan fácil comprometerse (ajeno a cualquier connotación que ya hay que reconocer superada)-.

Esto es el colmo de la hipocresía y lo que demuestra ciertamente la banalidad y futilidad de estos días oficiales; y es que siempre, en estos tiempos de impostura, aparato y artificio, es posible ir más alla en la truculencia y el simulacro. En el no va mas; en la doble pirueta mortal enel vacío; en el vacío más absoluto.

El gran logro de la legislación que ha acometido el específico tema de la violencia machista -la cual, pero ahora no es el momento de abundar en ello (y no por cobardía, sino porque hay futbol y no tengo tiempo) me merece general discrepancia tanto de enfoque, como de objetivos como de detalle (una vuelta atrás de dos siglos en garantías penales)- es conseguir que al maltratador, constatado que no puede mantenerse conviviendo con una persona, se le expulsa sin contemplaciones de ese nucleo que solo su fuerza bruta y sinrazón podía mantener unido, dotando de medidas expeditivas para cesar ese espantajo de pretendida unión matrimonial basada en la paz y la concordia, transumtada en turbia palestra donde el cobarde se ensaña con su víctima cotidiana.
Y se permite sin rodeos acabar con esta entelequia y protegiendo al más débil hacer acabar lo que no era más que un fracaso.

Pues bien, ellos no lo dicen claro -aunque su silencio en la materia estos días les delata- la iglesia católica esta en contra de estas medidas. La iglesia católica aboga por la indisolubilidad del matrimonio, a pesar de todo. El PP se debe a ellos, aunque para quedar bien sabe apañar un demagógico panfleto de ocasión -total, es un día-. Un día en que la iglesia católica se hace la loca y mira a otro lado.

Una iglesia a la que no le conmueve el llanto y el terror de la mujer inmersa en cotidianos infiernos que ellos mismos deberían ir a sofocar.

Pero ellos todo lo perdonan e incluso denostan opiniones contrarias a esta irracional indisolubilidad.

Nada, ni el matrimonio canónico puede ser para siempre.

Hay que acabar con el cuando se sostiene en el terror; aunque el macho sea de misa dominical y buenos óbolos y propinas.

Y por supuesto que los ensotanados no se metan en lo que no les incumble: el matrimonio en general.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Matrimonios, amor e hipotecas

Cargan las tintas los neocons y meapilas que afloran sin complejos por todas partes contra el derecho de los homosexuales a contraer matrimonio con la persona a la que quieren.
No se. Creo recordar que el matrimonio -a parte de otras cosas- tiene su fundamento y génesis en el amor que se profesan dos personas -que por supuesto ya se conocen desde hace algún tiempo-.
Por ello es lógico que los homosexuales reclamen su derecho precisamente a casarse con persona del mismo sexo que es a quien solamente pueden amar.

Y que conste que lo del amor no me lo invento yo, que hace tiempo que he dejado de escuchar a José Luis Perales (creo que apodado como "El Puma"); sino que lo dicen y pregonan los curas a diario en sus sermones y homilías en este aspecto encendidas (y comunmente incendiarias), ya sea desde sus púlpitos ya sea a través de las ondas.

Pero a la vez, en los suburbios de Medellín o de la Habana -si es que hay algo que no sea suburbio-, un cura de la misma religión a la que me refiero dará la bendición a lo que se dice matrimonio entre un Manolo o Pepe español de cincuenta y cinco tacos con una chavala del barrio de dieciocho conocida justo el día antes de que el Pepe o Manolo pille el avión de regreso a casa de sus apuradillas vacaciones.
"Será que se aman" aseverará con engolada voz el curilla que aliviará eso si el sermón -no tanto para no poder justificar su generoso óbolo- y eso de que Dios les de muchos frutos a su unión.

Igual hará aquí mismo el orondo párroco respecto de los que llevando la tira de años juntos y habiendo tenido hijos deciden bendecir su contubernio porque el banco les exige muchos papeles para la hipoteca, toda vez que están ya hartos de alquiler. El curilla perdonará su anterior vida pecadora y les deseará igualmente generosos frutos; frutos que solo un penalti a destiempo tras clamoroso fuera de juego pudiera generar de nuevo.

También impondrán sus santas manos el curilla a la unión del viejo verde viudo podrido de pasta cuyo corazón contra todo pronóstico se habrá reblandecido nuevamente tras recibir una rebotada flecha de cupido por una mocita veinteañera que de el se habría enamorado.
También al de la marquesa solterona huraña que en la madurez habrá sentido el aguijonazo irrefrenable del amor encarnado en su chofer y mozo para todo.

El matrimonio no es nada.

El matrimonio es poco más -o poco menos- que un papel más que te pide el banco para la hipoteca.

En este sentido es legítimo el derecho de todos al acceso a este privilegio.

Que la gente haga lo que quiera.

Excepto que los neocons y los meapilas reivindiquen no se que historias sacramentales a su genuino tapujo llamado matrimonio canónico.

Que resida solamente en sus cánones.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Blogs y disfraces

Puedes ser un patán al que no escuchan ni en el bar gritando gol!! en un partido de la máxima entre colegas devotos de los mismos colores.
Y no ser capaz de articular palabra en una junta de vecinos, ni para cargar las tintas contra el odiado vecino del bajo derecha y sus malditos perros.

Pero te haces un blog y como que te encumbras a una elevada cátedra desde la que pontificas cual si fueras mísmamente un PJ o su émulo dominical local.

Puedes no ser capaz de rellenar una instancia al Ayuntamiento para una obra menor-dos palabras, cuatro crucecitas-, pero saber deambular y trampear por páginas espirituales y esotéricas en internet y hacer propia alguna gastada reflexión de algún preboste budista rechoncho que con hábil copypaste llenará una entrada de tu blog creado para profundas reflexiones con una efigie del monje como motivo de fondo.

Puedes ser el mas chulo del barrio, pero en tu blog darás lecciones de humildad y denostarás la soberbia que te guía.

Puedes ser un aprovechado, un trepa, uno que vive del palo, pero en tu blog darás lecciones de magnanimidad y beneficencia enlazando a páginas vegetarianas.

Todo con fonditos rosas y con florecitas y encuestas con respuestas pijas.

Puedes ser un tirado, estar más quemado que la moto de hippie, ser un amargado de la vida, pero en tu puto blog darás diariamente consejos para sobrevivir hábilmente en este valle de lágrimas entre tanta jauría. Y lo dirás desde la experiencia que es la que dices que te impulsa.

Podrás pegar sablazos y aprovecharte de quienes conviertes a conveniencia en amigos. Y por la noche en tu recurrente blog -tu verdadero amigo imprescindible- teorizarás sobre la amistad y sus imposturas. Y sobre la falsedad que nos corrompe con fondo de musiquita de Bach, mientras recuentas el botín capturado de quien coyunturalmente fue tu amigo.

Los blogs son el papel higiénico para limpiarse la mala conciencia.

Bienvenidos, por decir algo

No me convence para nada esto.Me siento solo en lugar ignoto.Lejos del calor de la taberna de Camps donde a empujones siempre puedo pillar un taburete en la barra y provocar al personal.No tengo ideas. No tengo nada que contar. Ni mucho menos nada que enseñar.Así que bienvenidos seréis todos los que no se como aquí podáis recalar, aunque sea a perseguirme.Por los demás, ninguna crónica amena tengo para acicalar -que no sea ingenio del que carezco-, ni ningún pensamiento ni reflexión positiva asoma por mi mente obnubilada.Solo la ira relampaguea de vez en cuando y es cuando, poseído bajo sus efectos me explico mejor.No hallaréis aquí paz ni recogimiento; al contrario. Pero seréis bienvenidos.Acaso nunca me encontréis.