martes, 5 de mayo de 2009

A las claras

Sin metáforas ni ropajes. Ni remiendos ni tapujos.

Hoy han echado a una compañera del trabajo. Con quien mayor confianza tenía.

Por ningún otro motivo que no sea por el capricho resabiado de un par de inútiles que se hicieron y se hacen -con sorna- llamar compañeras.

Patéticas chivatas, infiltradas por este bandarra que yo para cachondearme de él llamo a veces el Amo.

No les gustaba que trabajara bien y con seriedad y discreción. Y que dedicara tanto tiempo a un pobre infeliz como yo recién llegado. Y para fastidiarme a mi -en el colmo de la desconsideración humana- decidieron difamarla y provocar la decisión implacable -"dolorosa" dirá falsamente compungida la jefecilla con sorna-.

La han echado de forma vil y cobarde. Diciéndole que no hay trabajo -la crisis y tal y tal-; cuando a todas horas se dejan escuchar los quejidos lastimeros por tanto trabajo.

Ellas pero hoy justifican al Amo, antes incluso que el dictara la versión oficial -lamentable y patética como el solo y que para colmo me ha intentado endosar incluso a mi-.
Salvo una pobre incauta que se ha precipitado a tener conmigo unas palabras dignas; antes de que la envuelva la mentira.

Hoy han echado a la única persona de la empresa que valía la pena.

Malditas seais por siempre "compañeras".

Y malditos sean ellos "los Amos".

Y maldita sea la empresa donde tras cruel engaño me pudro sin posible redención.

Que los humeantes sueños lleguen algún día a hacerse realidad.

Aunque de mi no se hará nadie cargo.

Porque soy un fantasma en la empresa.

Al que negarán en su momento conocer.

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