Sin metáforas ni ropajes. Ni remiendos ni tapujos.
Hoy han echado a una compañera del trabajo. Con quien mayor confianza tenía.
Por ningún otro motivo que no sea por el capricho resabiado de un par de inútiles que se hicieron y se hacen -con sorna- llamar compañeras.
Patéticas chivatas, infiltradas por este bandarra que yo para cachondearme de él llamo a veces el Amo.
No les gustaba que trabajara bien y con seriedad y discreción. Y que dedicara tanto tiempo a un pobre infeliz como yo recién llegado. Y para fastidiarme a mi -en el colmo de la desconsideración humana- decidieron difamarla y provocar la decisión implacable -"dolorosa" dirá falsamente compungida la jefecilla con sorna-.
La han echado de forma vil y cobarde. Diciéndole que no hay trabajo -la crisis y tal y tal-; cuando a todas horas se dejan escuchar los quejidos lastimeros por tanto trabajo.
Ellas pero hoy justifican al Amo, antes incluso que el dictara la versión oficial -lamentable y patética como el solo y que para colmo me ha intentado endosar incluso a mi-.
Salvo una pobre incauta que se ha precipitado a tener conmigo unas palabras dignas; antes de que la envuelva la mentira.
Hoy han echado a la única persona de la empresa que valía la pena.
Malditas seais por siempre "compañeras".
Y malditos sean ellos "los Amos".
Y maldita sea la empresa donde tras cruel engaño me pudro sin posible redención.
Que los humeantes sueños lleguen algún día a hacerse realidad.
Aunque de mi no se hará nadie cargo.
Porque soy un fantasma en la empresa.
Al que negarán en su momento conocer.
martes, 5 de mayo de 2009
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