El culo de Carla Bruni

Ecos perduran del encuentro al máximo nivel entre España y Francia.

¿Pactos bilaterales? ¿Tratados de cooperación para desarticular semanalmente a números uno de bandas? ¿Solemnes proclamas enfáticas limando asperezas antiguas? No.

El bonito culo de Carla Bruni.

De ello es de lo que se habla.

Y de que fue un error colocarlo tan junto al de Leticia.

Cierto es que lo anterior -como todo el derecho internacional público- es pura charlatanería de ateneo. Futilidad diplomática entre fum de formatjades y ferreros rocher pringosos.
Papeles mojados; eso si, con instantánea sonriente asiendo estilográfica Parker (o Montblanc) rubricándolos con tinta invisible.

Y acaso al fin se haya pretendido acabar con tanta hipocresía y tontería bilateral.

Que va.

Del referido encuentro solo se habla de una cosa: del bonito culo de Carla Bruni que, además de eclipsar al bufón siniestro del Sarko, -que le ha procurado el glamour que le faltaba- ha copado todas las portadas y comentarios.

El espectacular culo cuarentón de esta tal Bruni.

Al que solo le faltaba hablar.

En los gimnasios -y eso que ya es buena época para ellos tras el fenómeno Madonna en mallas sobada por turbas de maromos embutidos- seguirán de enhorabuena.

"Consigue un culo como este" dirá un pintas amariconado marcando paquete y señalando el culo perfecto de Bruni -que por cierto la delata aunque oculte su rostro-. Y tendrán que habilitar nuevos horarios para los nuevos grupos de culos en bamboleante formación

Aunque hoy día el culo ciertamente es el espejo del alma.

Cuanta tontería. Que asco.

Todos los demás.Todos. Comparsas. Vulgares protagonistas de una baraja.

Para ir por el mundo ya ni siquiera le es suficiente a uno echarle mucha cara.

Basta tener un buen culo.