jueves, 28 de mayo de 2009

como un perro

Menos que eso.

Hacia un perro siempre se escapa algona carantoña.

Confinado, apartado, repudiado.

Aunque todavía si me exprimís, y bien que teneis ocasión, sale algún fruto aprovechable.

Aunque yo os pediré perdón luego por haber hablado dos palabras de mas mientras os ayudaba.

Yo no me iré.

Me tendréis que sacar de mi cueva. Aunque sea con los pies por delante.

Me habéis quitado hasta las ganas de largarme.

Y no es miedo. Es hastío.

Por haberme hecho el enemigo del Amo.

Vuestra gran motivación.

La torpe amenaza de vuestro amado.

Que me ha anulado.

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