domingo, 17 de mayo de 2009

dejadme morir en paz

A mi no me gusta quejarme. Por mucho que inconscientes e insolentes me lo tireis en cara cada vez que, contra mi voluntad, tengo que coincidir con vosotros. CAsi siempre a vuestro requerimiento.

Agradecedme que me comporte aun civilizadamente; y, es más, sabiendo envolver mi rabia y mi amargura en tristes ropajes descoloridos de clown con tirantes con el que todavía se trazar un volatín patético, y mi verborrea irónica y sarcástica que ensaya algo que -y solo porque puedo percibir vuestra sonrisa (a veces carcajada, incluso malvada)- puede llamarse humor. Solo por esto.

Agradecedme pues mi deferencia con vosotros. Que lejos de buscaros para lanzaros a bocajarro mi invectiva, intento esquivaros. Buscar las esquinas, la oscuridad, los imposibles atajos. De esta ciudad hostil que delata las sombras siniestras e imposibilita refugios.

Mas no me pidais entusiasmo. Ni mucho menos ridícula "alegría de vivir" ni albanzas a "nuestra tierra querida".

Y yo, os repito, no os he buscado para quejarme.

Pero he de toparme con vosotros inevitablemente. Y sino me lo reprochais.

Aunque quisiera evitaros para que no tengais que oir mi letanía. Os lo juro.

Y aunque sois vosotros que me provocais.

Que si vivo solo, sin responsabilidades ni gastos. Que si no tengo hipoteca. Que si me encuentro la comida hecha. Que si te quejas es porque quieres. Que si no te gusta te largas sin problemas. Que si tal que si cual.

Al final, veis, si es que sois vosotros que me venís con melopeas y monsergas.

A todos, al parecer os han hechado de vuestra casa. Vuestro cónyuge ya no os quiere y no tenes infraestuctura para amantes estables (o algo así). Tenéis hijos que son difíciles. Y pillasteis la hipoteca en el peor momento. Tenéis una oscura historia en un tiempo no del todo perdido aun. Y habéis pasado las de Cain. Si yo lo supiera.... Y tal y tal. Oscuros episodios sobre los que -veis- yo no os inquiero por respeto -que no me tenéis a mi que parece que lo sabéis o tenéis que saber todo de un pobre diablo como yo- y que os morís de ganas por contar.

Soy yo que estoy harto de vosotros.

De vuestras inquisiciones verdaderas.

De todos vosotros.

No quiero saber nada de nadie.

Y ya no quiero marcharme a ninguna parte. Huyendo de este lugar y de vosotros para siempre. Tan fácil que lo veis vosotros, decís, que si no lo hacés es porque nada mejor que aquí o porque por vuestras dichosas obligaciones ya no podeis... O por ambas cosas a la vez.

Que es más facil y más directo el trayecto al otro mundo.

Y más barato.

Y no es que no sea necesaria, sino que está prohibida la colaboración y la ayuda.

Y se que hay injusticia en el mundo. Y que se muere de hambre.

Y que mueren y sufren inocentes. Y que hay vidas miserables aquí y en todos los gulares.Y que yo soy un señorito que se queja por puto vicio.

Todo lo se. Y aunque me ofendais reprochándomelo siempre, yo lo sufro.

Mas, apartaros de mi camino. No vaya a arrastraros en mi caida.

Inyectadme vosotros ¿felicidad?; o al menos un poquito esa resignación sabia de que os sabeis adornar dando lecciones por donde vais.

Aunque si lo que queréis es no oirme, más facil lo tenéis.

¿Acaso os he pedido algo yo?

Se que no merezco ayuda.

Porque soy patético cuentista que os persigo con mi letanía agónica.

Por puro placer. Ya sabéis.

Si me veis apartaros.

No soporto ya a nadie.

A nadie.

Me asola el odio.

Me eleva.

Y todavía me hace caminar.

No hay comentarios: