Es tan poderoso el Amo que deja que te desahogues demostrándole su ira.
Que te hagas el digno y le cantes las cuarenta.
Lo que será celebrado con gachas cabezas y miradas esquivas por los colegas de cuerda.
El ha cegado las salidas; ha cercenado las posibilidades de huida; desactivado las perspectivas modestas; aguado las ilusiones difusas.
Sabe incluso que tendrás que disculparte y postrarte a sus pies.
Aunque en apariencia digno se mostrará condescendiente y comprensivo. Y te perdonará la insolencia.
Cuando vuelvas al tajo. Su factoría implacable de sistema infalibles donde todo es suyo.De donde no se sale.
O se sale de noche. A oscuras. De tapadillo. Con una furgoneta sin luces esperándote en el callejón vecino.
Solo en turbias ensoñaciones contradictorias -placenteras y desasosegantes- ella arde entre multicolores llamaradas.Y crepitar de maderas nobles. Que no llegan a ser ascuas.
Y bucles ridículos -tics esquizofrénicos- de máquinas inteligentes.
Ella es incombustible.
Ella es aterradora.
O con los pies por delante.
O con una insignia que reconozca los largos años de dedicación y una palmadita en la espalda; mientras ya desbaratan tus cosas y disponen la rápida y prosaica sustitución de la pieza del engranaje -con toda la pompa rutinaria (no obstante) de las adoratrices bellísimas y severas-.
Una simple pieza que también se fabrica en serie.
Que el Amo es el dueño absoluto de nuestro tiempo precario.
Para que no tengamos tiempo de pensar en otra cosa .
Otra cosa que no sea golper la cabeza contra sus muros inexpugnables.
Siempre dentro de sus muros.
Suyos.
Todo es suyo.
Del Amo.
El Amo
domingo, 12 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario