sábado, 31 de enero de 2009

Aromas de carnaval

Mucha crisis si. Pero los establecimientos ofrecen su mercancía fatua con toda normalidad.

No se suspenderá ninguna fiesta por la crisis. Y pocos gastos se escatimarán.

Tétricos escaparates poblados de calaveras, pelucas, bigudíes, visceras, máquinas de humo, de pedos, de ercutos, tetas de plástico, pollas saltarinas. Petardos. Que ya suenan y apestan por la calle.

Fiestas futiles y vanas como pocas. Como si ciertamente preludiaran tiempos de ayuno y abstinencia. Y fuera necesario hacer acopio de lujuria y vanidad. Participar en descomunal orgía que deje ahítos y satisfechos toda una cuaresma. Jaja..

Y cuando todo es una mascarada, cuando la cotidianeidad es un festival de artificio, aparato, simulacro y apariencia, un baile de disfraces, parece que está de más esta festividad.

Aunque acaso ellas al final muestren lo más auténtico de uno mismo. Ser camaleones advenedizos.

Y que el disfraz más auténtico sería salir desnudo.

No hay comentarios: