lunes, 12 de enero de 2009

La desvergüenza raholera de Bernat Joan i Marí

Se recrudecen los ataques israelís que se cobran numerosas víctimas civiles palestinas. Estuvieron a yer finos al parecer.

Y Bernat Joan i Marí -mienbro de la indecente organización filoterrorista llamada ERC- exhibe su sonriente efigie en las páginas de opinión de UH clamando contra las legítimas intenciones de la ciudadanía normal -la que es sensible a la visión de los niños sin piernas como resultas de la operación judia- de protestar contra el ataque a través de un boicot económico que sabe que no pasará de ser mera y vana intención. Que las leyes del mercado no conocen de manifestaciones pacifistas.

Y encima este tipo nos restriega los presuntos logros que deberiamos a los que ametrallan y bombardean y asesinan a niños. Riendo además. Fardando de la superioridad de la sangre judía.

Seguro que este sujeto no apoyaría un bombardeo de determinados enclaves de Euskadi donde no solo los amparan y apoyan sino que gobiernan filiales de organizaciones declaradas terroristas en vergonzosamente tolerado estado de excepción.

En este caso clamará seguramente a favor del dialogo necesario con los que sostienen todavía el revolver humeante tras su último disparo en la sien. Insistiendo a las viudas y huérfanos provocados por la sinrazón etarra a hablar, sentarse en una mesa en pacífica tertulia, con los asesinos ante el cuerpo caliente de su ultima víctima.

De estos que legitimas al grandísimo criminal Ternera como representante cualificado para hablar de derechos humanos, desde instituciones, eso si, absolutamente desprestigiadas. En realidad cualquier lugar que pisan estos tipos queda mancillado y maloliente para siempre.

Vemos que unos se muestran sobrecogidos por la sangre y la sinrazón. Y otros siempre riendo.

Mucha gente indecente. Y estos raholeros -seguidores de aquella presunta radical que al final se hizo un hueco como starlette en los teatros de revista de la capital odiada- son la peor calaña.

Son gentuza hipócrita, amiga de la violencia.

No obstante no los veremos nunca en el frente.

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