viernes, 16 de enero de 2009

bolas para el culo

Seguramente alguien considerará un ordinariez -vulgo, una guarrada- el título de este comentario. Algo que a decir verdad me da lo mismo. Tan poca gente, por otra parte, se verá afectada...
Pero esto que aquí solo son palabras -que se dirán obscenas- se hacía materia tangible y se exhibía sin pudor ni recato -se enarbolaba- en los escaparates de varias librerias muy respetables y muy muy serias de esta ciudad tan conservadora.
Algunos estoy seguro que por excusable error, por su insultante parecido a un rosario; cierto es que de irrregulares cuentas irregulares y de sospechoso colorcito pálido.

Pero no, esta ristra de pelotitas son un "toy" (en la repelente jerga eufemística del sector) para meterse enel culo. Y disfrutar pretendida y presuntamente así con ellas.

Y esta guarrada se ofrece a módico precio hoy en cualquier lugar de esta ciudad tan y tan severa.

Me da lo mismo; que la gente haga lo que quiera, como si se lo quieren meter en... la boca despues de darles su uso "natural". Lo que cabrea es la tontería y la candidez con la que se vende lo que puramente no es más que un juguete de perversión y de mal gusto. De refilón he sabido como se suele vender esta porquería.

Y en lo que parecía su primera entrega, junto al longeva ristra anal (hasta diez bolas he podido contar desde el escaparate en que el artilugio se exhibía enhiesto -llegar a la última debe ser el objetivo-), como es habitual, como oferta de lanzamiento además de su precio rebajado se incluía un complemento más; la cual sinceramente no he logrado averiguar ni inturir que utilidad concreta tenía; ni siquiera que orificio estaba diseñado para penetrar o cubrir. Junto a este lanzamiento, asimismo, se exhibía otra publicación -esta veterana al parecer y ad hoc- que como extra, acaso para contrarestar la ofensiva, ofrecía algo así como un nominado consolador eléctrico para la bañera -es decir, sumergible-; para tener en todas las circunstancias algo a mano digo yo queserá; que ya se sabe que cuando entran los picores es difícil aguantarse.

Lo tétrico es pensar que acaso este nuevo coleccinable constará de una cuarentena de entregas. No concibo imaginación tan calenturienta. Ni perverso, curioso, caprichoso, antropólogo, capaz de llegar al final de la colección -aunque no pretenda hacer uso de los artilugios-. Como no sea para crear un doméstico cuarto de los horrores.

La gente está enferma. Muy mal. Y encima hacen creer que estas cosas son normales; que con una ristra de bolas en el culo uno se relaja (incluso dicen que puede adaptarse a cualquier circunstancia; trabajr ocn ellas por ejemplo); que van bien para el stress. Afortunadamente -cierto es que no soy dado a recibirlos- nadie ha tenido el coraje nunca de regalarme una ristra de estas bolas ni creo que sea habitual entre la gente normal hacerlo. Que como mas bolas te metas y con mas frecuencia más feliz serás.

Ya lo digo; que la gente por mi haga lo que quiera, pero me ha hecho gracia hoy en esta conservadora ciudad ver tantas ristras de bolas para el culo exhibirse sin pudor en tantos escaparates.

Ya lo digo, muchos lo habrán confundido con rosarios. Y supongo que hay diferencia.

Supongo...

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