domingo, 11 de enero de 2009

un día mas de infamia

Un día más en el funesto tajo haciendo amigos.

En la acorazada factoría fabricando muertos.

Provocando pequeñitos holocaustos justificados que nadie ayudará a recordar.
Al contrario. Se remedaran de sobrias operaciones de intendencia rutinarias. Poco más que una discusión vecinal.

Una jornada más de dolor ante un silencio más que cobarde transigente de esa entelequia llamada "comunidad internacional". Que nunca ha tenido autoridad. Y que por supuesto está vendida a quien mas paga. Ellos, como no.

Y ellos no han terminado todavía. Dejadles disparar un poco más. Que todavía no tienen suficientes fotogramas para la película que les hará heroes. Y de la que como siempre -miserables- revendiéndola y acicalándola con pompa y aparato y con carita guapa de moda se lucraran. Dueños son también ellos de la industria del cine.

Y mientras vacían sus cargadores sobre niños indefensos, precisamente ahora, nos recuerdan y nos conminan a rezar además por sus gloriosos antepasados muertos.

Y honrar su pasado de pueblo iluminado, mas injustamente perseguido, mientras iluminan con fuego de destrucción impía escuelas y hospitales.

Que al parecer no ha sido saciada su sed de sangre. Que no debe avizorarse todavía -por sus pintorescos y visionarios rabinos- gesto alguno de su dios tenebroso que indique satisfacción -jamás hartazgo-. Aquel maldito dios sediento siempre de sangre y destrucción que quien desde la noche de los tiempos hay que darle su ración -aun de los propios hijos-. Aquel enérgumeno formidable que altisonante y desabrido siempre reclama desastres, tempestades y destrucción. Venganzas terribles.

Malditos.

Y que despreciables los que con media sonrisita los jsutifican, tirándonos en cara retahilas de sus presuntos logros, cual si fueran debidos a una raza superior. A los integrantes de un estado violento incrustado a culatazos donde no cabía y empujones y guarnecido por alambradas electrificadas.Un estado artificial de reciente y contingente creación -y más caprichosa ubicación-de turbios orígines y más negro destino. Tanto como el dinero negro que rebosa bolsillos repletos que compran mordazas y se dotan de historias inventadas.

De una historia lamentable de quienes, con tono fanfarrón que sabe bien hacerse victimista cuando toda, se han creido siempre superiores. Elegidos. Predestinados. Inmunes.
Quienes no se han caracterizado por otra cosa que no sea sus fastuosas riquezas adquiridas por usura.

Por hacer de los templos unos grandes almacenes. Y sacar dinero de debajo de las piedras.

Que todo lo pueden.

Con la coartada de un dios poderoso y terrible que bendice y guía su senda inverosimil que nadie puede detener.

Mala gente. Que hasta logran comprar las leyes que impiden y castigan severamente su crítica.

Os reconozco desde luego como comunidad.

Vosotros también sabeis odiar a los que no son como vosotros y darles su merecido.


Que acabe esta invasión ya. Este genocidio. Y que se castigue severamente, con las mas elevadas penas, a sus responsables e instigadores.

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