De nuevo lunes (el Amo)

Es el dueño absoluto de nuestro tiempo precario.

Es quien nos da de comer de su mano generosa y apacible.

Remordimiento matinal los lunes por el tiempo malgastado durante el fin de semana vencido. Que escapa del control del Amo. Aunque poca dispersión puede generar su magro estipendio. Y muy poco descanso tras tan duras jornadas.

Ansias por producir que chocan dramáticas con mentes abotargadas. Con manos gélidas y torpes.
Pero la vetusta factoría podnrá en marcha bien pronto su maquinaria sobria. Y volveran engranajes con chirriar de tuercas y cadenas aceitosas a discurrir eficaces y cartesianas. Y avivarán pronto las adoratrices el fuego de las calderas en animoso fragor humeante, silbando melodías discretas desde vocecillas canoras. Genuino frenesí y fragor sereno de la factoría dispuesta.

Y al verlo pasar, arrobado, mas distinguido de porte, ellas las adoratrices, cándidas, se pintarán eficaces y sabias su mejor sonrisa. Y llevarán raudas lozanía a su curtido rostro para homenajear al Amo; que no ha de verlas sufrir. Quien no obstante se encerrará en su ignoto agujero al que solo su privada y secreta guardia escogida podrá acceder misteriosa.

Y agasajarán emocionadas al Amo que nunca descansa; que siempre se esfuerza y se desvive, pobrecito el Amo, por ellas. Que generoso y desprendido las mantiene y hace tanto bien para todos; aunque no se lo merezcan. Y que tiene tanta paciencia. Y que es tan guapo. Y tan...

Que nos mantiene.

Y estarán atentas al mínimo vaiven, a la mínima dispersión que pueda disminuir la producción del Amo; para reprimirla inapelables. Severas. Mas entrañables. Adoratrices esforzadas. Cofradía fraterna que entre querellas y lamentos hace mas dulces los trabajos y los días de esta vida entregada al Amo.

Y de nuevo a vuelto hoy a ofenderme, el Amo.

Pero es que hoy, en el fondo, es también Lunes para el Amo.

Y mañana será Martes.

El Amo.