martes, 3 de marzo de 2009

La ira que discurre por mis venas....

....es la que hace moverme.

La áspera y espesa ira que discurre por mis venas, con relampagueo desabrido, y que se alimenta del odio radical que os profeso es la que me solivianta. Y también la que me hace respirar.

En el fondo la ira es la que me hace estar sereno. La que me calma.

La airada paz artificial de las "almas en pena".

Jalonada de negros presagios en premonitorias pesadillas.

Aromada de incienso.

Tras impostadas docilidades -dígase de "cordero degollado" por utilizar como veis vuestras frases y expresiones manidas- de que también hábil yo se pergeñarme -"viejo zorro"-; de haceros creer que no se que me engañais -como dice aquella canción absurda-.

El odio airado, si, que me apacigua.

No tengo satisfacción mayor que saber que tras vuestro pretendido dominio, vuestra insolente prepotencia, vuestra gratuíta crueldad, se oculta vuestra necesidad; vuestra indigencia más absoluta.

Burdamente tiznada de chulería arrabalera. De matasietes de taberna portuaria. Y característica sonrisa de pillo de mercado sabatino.

Os lo han dado todo hecho. Os lo han regalado. No habéis dado palo al agua. Nada tengo que aprender de vosotros. Nada tenéis que enseñar. Y ni siquiera es sutil y taimada vuestra maldad. Hasta en seo sois vulgares.
Y mi presunto rubor que asalta mi rostro no es otra cosa que vergüenza; pero de vosotros, de vuestra miseria moral, aunque vosotros me perdonéis la vida y me deis alguna palmadita como quien acaricia a un perro fiel. Como yo os dejo hacer. Y os llamo "Amos".

Aunque luego escupa las migajas con las que pretendéis obsequiarme.

Antes me moriría de hambre.

Patéticos.

Pero la ira que discurre por mis venas amenaza desbordarse -aunque es antigua esta sensación- y envenenar vuestro entorno sagrado; vuestro sólido reducto en el que acaso haya logrado sembrar ya cizaña. Más fuerte que vuestra ponzoña que atufa.
Y hacer germinar frutos amargos. Con espinas, áspera piel y pulpa de sangre que mancha indeleble.

Que encenderá un día la mecha.

Y a tomar por culo.

Sólo para usar vuestro propio lenguaje obsceno que también os caracteriza.

Malditos seais.

Pero de vuestra saña mientras tanto me alimento.

Y creo que ya no podría vivir con nada más.

Malditos.

Soy feliz así.

Y soy duro de pelar.

Aunque me veais tan poca cosa.

No podréis conmigo.

La ira que discurre por mis venas.....

Rebosará.

No hay comentarios: