domingo, 22 de marzo de 2009

Es mal tipo (El Amo)

Sabe hacer daño. Y disfruta con ello.


Por eso se mantiene tan alto.

Y por eso se entretiene en las alturas.

Pillando berrinches relampagueantes y rabietas espumosas para disimular. El stres y la ansiedad del consentido haragán.

Que no obstante hallarán enjuague y consuelo por su camarilla fiel de fámulas y criadas bien dispuesta.


Ningún mérito ha tenido para alcanzar su cumbre neblinosa. Le han dejado buena herencia.

Que todavía no puede dilapidar.

Ese es su gran problema.

Que tiene demasiado. Y a de mantener todavía con esfuerzo la compostura.


Y no sabe en que matar el tiempo.


Que no sea en hacer daño.

Y torturar sutilmente -de la peor forma- a los que no obstante bailarle el agua en acompasada cofradía manipula y desprecia -poco les importa a muchas que de su maldad han aprendido y ya enseñan-.


Es mal tipo.

Fanfarrón, pero inmaduro.

Mientras su imperio arda en llamas ya estará el gestionando la indemnización el seguro.

Y sus cuatro bellísimas adoratrices de su nucleo más fiel plañirán por la desgracia con lágrimas ciertas cayendo en catarata por mejillas sonrosadas.


Aunque luego, donde quiera que vaya, ya pondrá otras tantas. Reponiendo y renovando todo el personal. aun el más fiel y entregado.

Es mal tipo.


El único consuelo es se consciente de ser consciente de que es mal tipo y que el no es consciente de ello. O le da lo mismo.


A mi también.

En el fondo lo siento por la cohorte de bellísimas adoratrices que me desprecian y ningunean deshaciéndose en elogios y coba, postradas ante él, que sin empacho las dejará abandonadas cuando se vaya. Reponiéndolas. Como se reponen las mercancías de las estanterías de fríos hipermercados.

Una vez que haya terminado de arder.

El Amo es el dueño absoluto de nuestro tiempo precario.

Protagonista incluso de las más turbias pesadillas.

Y de sueños que jamás se cumplirán.

Y que parece haber programado el mismo.

Que el Amo es el dueño absoluto de nuestro tiempo precario.

De todo nuestro tiempo.

Por ello es dueño también de nuestro descanso y nuestros sueños.

El Amo.

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