domingo, 8 de marzo de 2009

El lamentable adios de Brondo

Críptico el comunmente elocuente Hacedor y más en su edición dominical. Aunque, como no, el émulo de PJ presumía de sus secretísimas fuentes. (fardón, este tío)

Más dábase a entender que reflejaba el disgusto del silente Brondo -el más nefasto alcalde de esta ciudad que pueda recordarse, en ignoto paradero- por el tratamiento informativo recibido. Es decir, cargando cual presidente de club victimista contra la prensa y el árbitro de lo que ha sido una esperpéntica peripecia culminada con una felonía.

Y lo anterior -este parco tratamiento de tan desvergonzada opinión de quien estaría mejor escondido y callado- no deja de ser, precisamente, un último tapujo de alivio misericordioso hacia quien tantas veces han sostenido, dando voz y argumentos.

Alguien que merece la más elevada censura y que desde su felonía, al mando de la banda infame -aun cuando autómatas del siniestro factotum balanceándose ahora aun entre cocoteros combados en las Bahamas-, hubiera requerido de portada diaria con alarde tipográfico poniéndola de manifiesto.

Al final le dejan marchar en silencio, con dignidad y con garabatillos de despedida de su lacayo mayor que aun le queda visa para el factotum -lamentable sujeto-.

Brondo ha sido el más desvergonzado alcalde de la época democráctica -por ser el que ha durado más-; torpe marioneta, figuron de bando y pregón; inauguraciones con merienda y hermanamientos con ingnotas ciudades con buena gastronomía con las que recíprocamen agasajarse anualmente con séquito nutrido y reportero de cámara.
Y sobre todo un hacha en la paella y otras artes culinarias -pocas sin duda y eminentemente campestres-.
Buen hombre, buen ciutadellenc y buen sanjuanero, como no. Y con disfraz de encapuchado que con una horita al año todo lo cura. Como tantos otros.

Ya solo faltaba que el Brondo, el silente, el que despide "bonhomia", se quejara del Hacedor -"su" Hacedor-, que siempre ha sabido sacarle su mejor perfil y que, como digo, le ha ofrecido siempre el complemento necesario del factotum de que ha sido manejado quien -es un decir- le daba el soporte ideológico necesario, el slogan, el chunta chunta y el fondo de mitin de niños pijos que les falta un hervor. El Hacedor le daba imagen pública solvente y apañada, exclusiva para el granero, a cuyo territorio ha decidido -con tanto éxito- exclusivamente circunscribirse.

Y garabatos para adornar su paso garboso, en la más nefasta peripecia gubernamental que podría concebirse.

Y eso que en el granero se ha visto de todo.

Donde si el PP presentara al Dioni, al del carrito de los helados o al Piyayo, sacaría igual resultado.

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