lunes, 20 de julio de 2009

linchamiento de una enfermera

El empresario, desde siempre, es responsable de los actos dañosos cometidos por sus empleados. Su fundamento es su obligacion de elegir bien y vigilar adecuadamente.

Es una responsabilidad irrenunciable. Es decir, no escaqueable.

Por ello, entre otras razones -de las que no es ajena la piedad y la comprensión- es una absoluta vergüenza y de una total desfachatez la postura del Hospital madrileño que carga tintas contra la pobre enfermera que a causa de un error -al parecer- ha provocado la muerte de un bebé. Por este motivo, por hacer del error directa y presunta culpabilidad, en dictado de sentencia precipitada, ilegítima, inapelable e irreparable, y por tapujar asimismo, de forma indigna, con ello su propia responsabilidad, la conducta de este sucio tipejo es vergonzosa. Propia de un felón agradecido.

Por supuesto la sanidad en Madrid depende de la Comunidad Autónoma; es decir del PP. Y por supuesto, este degenerado es un nombrado a dedo del PP. Grupo siempre dado a escaquearse y buscar sin escrúpulos errores humanos que tapen colectivas imprevisiones y negligencias. Al sacrificio del desafecto.

Ningún ser humano en todo caso está libre de la comisión de errores cuyas consecuencias, por supuesto, escapan de toda previsión. Sus "compañeros" de sociedad deberían entenderlo.

¿Que más quiere este degenerado?

En un psiquiátrico agoniza pues la enfermera culpabilizada. Sentenciada por estos tipos.

¿Es ello lo que satisfará los propósitos de este tipo y los que le dirigen?

¿Su muerte?

No teneis vergüenza.

Ha de haber un juicio que esclarezca los hechos.

Todos los hechos.

Los hechos de todos.

Fatales. Fortuitos. Culpables. Y los del gerente, claramente voluntarios.

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